Esa noche llovía

El silencioso estupor de esta noche

(quien quiso ser la última y no sería)

espera combatir mañana contra el día,

cuando las mismas nubes ya no derrochen

ni más lluvia, ni desidia, ni más humillación.

La angustia consecuente es la agonía

del amor, de los pájaros y de la mía

soledad, que ya no es sólo sensación.

Pues se hace realidad y me destroza,

y desanima los ejércitos del alba.

La tensión de mi desnudez morosa

le permite, a ese hombre que solloza,

se agarre de su angustia y de esa calma

para entender que el amor es otra cosa

~ por Franco en 23 de diciembre de 2009.

3 respuestas to “Esa noche llovía”

  1. hijo, claro que el amor es siempre otra cosa, siempre desacomoda, siempre abre, no necesita quedarse con nada. Siquiera con la soledad ¿pero quien sabe? Hay soledades como estas que invitan al tumulto. Habría que desconfiar de ciertos espejos que solo son capaces de mostrarnos lo sublime de lo sacrificial. Tiene que seguir siendo además de eso; otra cosa. A veces mi miseria mayor esta en solo ser capaz de escucharme a mi mismo. Espero que en mi siempre haya lugar para esperarte, para creerte y para acompañarte en esta navidad.

  2. Arena de cielo
    brillante camino de alba
    en senderos invertidos
    en degradé lineal
    siniestro contraluz invisible
    pared de huellas y soledades
    lamentos a destiempo
    un reflejo de códigos infinitos
    de estrellas ideales
    de sonidos de atardecer

    calma
    calma frente a su magia absoluta.

  3. […] tardé un mes en hacerle la crítica, y se la hice en forma de poesía. Algo semejante pasó con“Esa noche llovía, aunque aquí nadie pidió una crítica de mi parte. Es que Bruno Cappello no hubiese tenido ganas […]

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