Holagzaneria (tomado de «El libro de los Elogios»)
Tiembla, todo tiembla:
tiemblan lo decrépito y lo parco,
lo anárquico, lo apto, la tiniebla
tiembla.
Tiembla la magia, y la avidez tiembla.
El espesor, lo empírico y lo escéptico
tiemblan. Todo tiembla.
Tiembla todo,
tiembla lo imaginario, y el tiempo,
las dudas, el espacio, la cautela
tiemblan.
Tiemblan lo endeble, las sobras, la cuestión.
Tiembla la rebelión, lo necio tiembla.
La cosmovisión, lo hipodérmico, el género.
Todo tiembla
Tiemblan lo endeble, las sobras, la cuestión.
Tiembla la rebelión, lo necio tiembla.
La cosmovisión, lo hipodérmico, el género.
Todo tiembla
Tiembla todo excepto aquél:
el que salió volando de improvisto
tras el temblor de la golondrina muerta.
Entretanto,
el silencio duerme sobre la insensatez
junto a lo lúgubre,
y el sueño yace en el recinto
Mientras el trabajo es crucificado…
Ahora sí, todo es calma.
[…] este blog forman parte de ese mismo conjunto de cosas: Lujuria y mis ganas de tener sexo eterno y Holgazanería y mis prejuicios acerca del mercado laboral capitalista. De “ira” convendría decir, además, […]
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